Es innegable el profundo sentimiento lleno de
emoción el que se siente al sembrar con las propias manos. Sentir la tierra
fresca y húmeda, que pronto recibirá la pequeña planta trasplantada al suelo
recién preparado para sagrado fin. Bendita sea la tierra que protege la semilla
y alimenta la nueva vida que pronto crecerá. Bendita tierra que alimentas a la
humanidad y recibes con amor al que yace inerte, para que descanse en paz. Bendita seas, madre
de vientre sagrado.
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